Evitar la instalación de salmoneras en Tierra del Fuego, Argentina, y frenar su expansión en el sur de Chile. Con esa intención, Alex Muñoz llevó la voz de la sociedad civil representada por el Foro para la Conservación del Mar Patagónico al Conversatorio del II Simposio Internacional de Salmónidos Invasores organizado por el Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC), el Núcleo Milenio de Salmónidos Invasores (INVASAL) y la Universidad Nacional de Tierra del Fuego (UNTDF), realizado en Ushuaia, Tierra del Fuego. La experiencia chilena, el valor del área y la posibilidad de elegir de las autoridades argentinas.
Alex Muñoz Wilson en el Conversatorio del II Simposio Internacional de Salmónidos Invasores
27 de marzo – Con un enfoque regional sobre el valor del Mar Patagónico y basados en la experiencia chilena, el Foro para la Conservación del Mar Patagónico, a través de Alex Muñoz, Director para Latinoamérica del programa Pristine Seas de National Geographic, explicó cómo las autoridades chilenas, la industria y la sociedad civil han abordado los principales momentos de la salmonicultura, de tal forma de sacar lecciones que sean útiles para enfrentar el interés por instalar las primeras salmoneras en la Argentina.
“Las empresas salmoneras han usado a la Patagonia como un basurero. La experiencia chilena con el cultivo de salmónidos ha sido muy negativa en lo ambiental, sanitario y social y no queremos que lo mismo ocurra en Argentina”, sentencia Muñoz sobre la actividad que posicionó a Chile como el segundo productor mundial de salmones y truchas de cultivo, después de Noruega. Según el Informe de Percepciones de Negocios del Banco Central de Chile, 791 mil toneladas fueron producidas el 2017, con retornos sobre los 4.6 mil millones de dólares para el año. “Argentina debe entender que el gran valor de la Patagonia está en su naturaleza bien cuidada. Eso es lo que atrae a turistas de todo el mundo, creando miles de empleos”, evaluó.
La salmonicultura en Chile es una actividad basada en la introducción de especies exóticas, y cuyos centros de cultivo se ubican en zonas de alto valor ecológico y gran fragilidad. Si bien se ha presentado a esta industria como un “milagro” económico por lograr estos altos ingresos de manera explosiva, esto ha traído importantes problemas ambientales, sanitarios, y una alta inestabilidad social debido a la gran cantidad de despidos cada vez que ha enfrentado una crisis.
“Enfermedades como el SRS y el Caligus no han podido ser erradicadas y han sido abordadas a través del uso abusivo de antibióticos y antiparasitarios. Los despidos masivos han sido la primera medida para reducir costos cada vez que hay mortalidades masivas de peces. Y las agencias de gobierno no han sido suficientemente sólidas como para controlar efectivamente a un gremio con alta influencia política”, explica Muñoz.
Conversatorio Público en el #SISI2019, Ushuaia, Argentina
Argentina aún puede elegir
“El debate sobre la salmonicultura en el Mar Patagónico enfrenta un punto de inflexión. Argentina aún puede elegir. Tiene la posibilidad de evitar un desastre ambiental en una de las regiones con las aguas más prístinas del planeta. La posibilidad de desarrollar leyes que prohíban la salmonicultura en el país es una opción que Chile ya no tiene. Allí, en cambio, procuramos frenar la expansión y evitar se instalen las salmoneras que fueron aprobadas bajo procesos irregulares, en áreas contiguas a Tierra del Fuego, por ejemplo”, explica Alexandra Sapoznikow, Coordinadora del Foro para la Conservación del Mar Patagónico.
En julio, a través de un Documento sobre los riesgos e impactos que la salmonicultura provocaría en caso de avanzar con los proyectos que pretenden instalar la actividad en el Canal Beagle, el Foro advirtió sobre la experiencia chilena a las autoridades de Tierra del Fuego y Nación. En los últimos meses se han sucedido nuevas campañas de organizaciones locales, nacionales y regionales, instituciones científicas, cocineros, comunidades locales, pueblos originarios, operadores turísticos, e incluso, autoridades que han llevado al pronunciamiento de la provincia sobre el tema indicando que ha perdido el status de prioridad. Incluso, el Consejo Deliberante de Ushuaia aprobó en los últimos días una ordenanza que prohíbe la actividad en la ciudad.
“Le damos la bienvenida a ambas declaraciones, pero no podemos conformarnos. Tenemos que asegurarnos que los planes de expansión de la industria no llegarán a otras áreas de la provincia no cubiertas en el ejido municipal, como el propio Canal Beagle, e incluso, a otras provincias y regiones del Mar Patagónico que ofrezcan condiciones”, sostiene Sapoznikow.
En paralelo, apuestan a que toda la región siga avanzando en la creación y gestión efectiva de Áreas Marinas Protegidas, que regulen o prohíban actividades en función del objeto de conservación que busquen proteger.