En las costas de Chubut, donde el mar se encuentra con la vida de quienes lo habitan y lo recorren, hay una historia que quiere ser contada: la del vínculo entre las personas y el océano.
Por primera vez, una investigación busca poner en palabras lo que las comunidades costeras piensan, sienten y perciben sobre la conservación marina con énfasis en las Áreas Costeras y Marinas Protegidas.
Este estudio, impulsado por el Foro para la Conservación del Mar Patagónico y Áreas de Influencia, es un hito: es la primera vez que se releva de esta forma cómo se ve, desde la orilla, el estado de nuestro mar y sus desafíos.
En el marco del Proyecto MaRes, junto a SLConsultora, se relevó lo que dicen las personas de las comunidades de Puerto Pirámides, Puerto Madryn, Rawson (Playa Unión) y Camarones, escuchando las voces de los pescadores, los operadores turísticos, los ganaderos, los comunicadores y representantes de los medios locales y la comunidad en general.
La pregunta central era clara: ¿cómo perciben el mar y su protección quienes dependen de él o conviven con sus costas día a día?
Las respuestas son diversas pero las unifica una certeza: el mar está en riesgo, y la conservación de sus áreas protegidas es una oportunidad, pero también un desafío.
¿Qué nos dice el mar, a través de su gente?
A través de herramientas cuantitativas y cualitativas, descubrimos qué:
La preocupación por el plástico en el mar apareció como un llamado de atención que se debe atender de forma inmediata. Los entrevistados reconocen la gravedad del problema y la necesidad de compartir responsabilidades: el turismo, el sector pesquero, la administración pública y la comunidad son todos parte de la solución, pero también actores clave en el problema.
Sin embargo, el estudio reveló algo aún más profundo: falta conocimiento sobre qué son las Áreas Costeras y Marinas Protegidas y el valor que tienen para el futuro del mar. Términos como «AMP» o «conservación marina» suenan lejanos para muchas personas, lo que abre una pregunta urgente: ¿cómo podemos conectar mejor con quienes tienen el mar tan cerca y, a la vez, tan distante?
Además, se identificó una participación pública limitada en la gestión de estas áreas. Muchos desconocen herramientas valiosas como el Acuerdo de Escazú, que garantiza el derecho a un ambiente sano mediante la participación y el acceso a la información.
El desafío que tenemos por delante
Este estudio no solo refleja preocupaciones, sino también oportunidades. La gente valora el mar, lo asocia con lo positivo, con la vida y los recursos que ofrece. Pero protegerlo requiere que las voces locales sean escuchadas, entendidas y tomadas en cuenta.
Esta investigación, que establece una línea de base, nos invita a repensar cómo comunicamos, cómo sensibilizamos y cómo inspiramos un cambio de comportamiento. Porque entender qué mueve a una persona a cuidar el mar —y qué lo impide— es clave para construir un futuro en el que la conservación sea parte de la identidad de las comunidades costeras.
Accedé aquí a la síntesis del estudio y al resumen ejecutivo.